Ps. Daniela Leiva Solis
El duelo es el proceso natural que se experimenta luego de una pérdida significativa, que puede resultar del fallecimiento de un ser querido, una ruptura amorosa, el quiebre de una relación de amistad, la pérdida del trabajo, entre otros casos. Esta reacción es una experiencia a nivel emocional, que puede ir acompañada de sentimientos como la tristeza, rabia, culpa o remordimiento, sin embargo, no existe una forma establecida de vivenciarla, ni tampoco un tiempo determinado para que culmine. Por ello, es importante no imponer plazos ni presiones a quienes estén experimentando un proceso de duelo, ya que cada quién lo vivencia según sus propias herramientas personales y experiencias de vida. Esto es relevante sobre todo en navidad y año nuevo, ya que son festividades que tienden a estar cargadas de conceptos vinculados a la familia, el amor, la felicidad y por ello, son especialmente sensibles para quienes han experimentado la pérdida de alguien significativo. Se hace más complejo ahora también, porque la publicidad se anticipa, y desde noviembre e incluso octubre, estamos colmados de decoración y promociones que nos recuerdan que próximamente y de forma inevitable, tendremos que resolver lo que haremos para estas fechas.
La nostalgia de tiempos pasados e irrecuperables produce muchas emociones que podrían incluso generar la evitación de cualquier actividad alusiva a estas fiestas. El evitar recordar a los seres queridos, lo que hacían y les gustaba, también es una manera de lidiar con el dolor que produce la ausencia de quienes queríamos y que actualmente no están. Sin embargo, el avance del proceso de duelo se relaciona más al aprender a vivir a pesar de la pérdida, es decir, construyendo un futuro valioso aún si a quien extrañamos no se encuentra con nosotras/os y para conseguirlo, en algún momento del proceso, hay que exponerse a estas situaciones con el fin de dar cabida a las emociones y reflexiones que genera y así realizar una nueva construcción de sentido en torno a esta experiencia dolorosa. Aun así, el tiempo en que cada quien decida hacerlo no debe imponerse desde fuera, por lo que es importante respetar estos procesos personales.
Que llegue navidad y año nuevo es inevitable, y por lo mismo podría llegar a ser un conflicto para quienes no quieran exponerse al recuerdo de su ser querido. También podría generar el temor a celebrar y disfrutar, por sentir que se contradice con las emociones que se relacionan al duelo, así como necesidad de estar solos o en otros casos, buscar compañía. En este sentido, no hay recetas para sobrellevar estas fechas y por ello, es importante analizar y conversar respecto de lo que nos genera, para definir qué es lo que a cada uno le haría más sentido realizar. Si sientes que estar sola o solo podría llevarte a experimentar mucho dolor, puedes comentarlo a quienes más te apoyan y buscar alguna actividad que te haga sentir contenida/o.
Dar cabida a estas emociones y comunicarlas para recibir apoyo, es una forma de lidiar con la tristeza y anticiparnos para cuidarnos en estas fechas que generan mayor sensibilidad. En el caso de que estar acompañados sea una complicación, por el sentir que se debe forzar el estado de ánimo para no “amargar” la fiesta, podemos dar aviso de que no deseamos exponernos aún o podemos también expresar esta inquietud y pedir que se respete que quizás no te sientes tan feliz para celebrar. En el caso de preferir el aislamiento, es importante tener alguna actividad de distracción para también evitar una experiencia más angustiante, como medida de protección frente a la posibilidad de que aún así nos sintamos tristes. También está la opción de incluir a nuestro ser querido en la celebración, puede ser haciendo su plato favorito y dedicándole unas palabras afectuosas en compañía de quienes más le extrañan. Recordar anécdotas del ser querido e integrarlo, también es una forma de darle cabida a nuestras emociones y sirve también para notificar que a pesar de su pérdida, algo de ellos quedará siempre en nosotros/as.
En conclusión, cada quien debe darle el sentido que desee a estas fiestas de fin de año y es fundamental que el entorno respete los procesos personales, ya que cada duelo se vive de diferente manera y los tiempos no son los mismos para todos. Así también es relevante que se esté atento/a a las señales de quienes viven una pérdida, ya que puede ser que hayan cosas que no se estén comunicando de manera explícita. Apoyar los procesos de duelo también implica abrir los espacios de comunicación para brindar confianza y escucha. A nivel psicológico, si bien es una experiencia compleja, no tiene porqué ser para siempre dolorosa y por ello, es importante también cuidarnos y reconocer nuestras emociones, con el fin de ir construyendo nuestro futuro y futuras festividades a pesar de la pérdida.