Miércoles 13 de Julio de 2022
DAVE realizó una actividad para fortalecer estrategias para el cuidado de la salud mental y emocional en estudiantes que cursan prácticas de cuarto año.
El grupo participante se encuentra realizando prácticas en distintas instituciones educativas desde el inicio del semestre. En ese contexto la Dirección de Apoyo y Vida Estudiantil (DAVE), realizó una actividad para desarrollar herramientas para elaborar las emociones propias y poder contener a otros.
Lo anterior, solicitado por la Escuela de Educación Diferencial de la Facultad de Educación y Ciencias Sociales, en base a las experiencias emocionales complejas vividas en el periodo de prácticas. La iniciativa estuvo enfocada en estudiantes de la carrera de educación diferencial y participaron más de 20 alumnos y alumnas, junto a docentes del ramo.
El desarrollo del taller estuvo centrado en dos temáticas: primero en reflexionar sobre el impacto que ha tenido socialmente el COVID y el retorno a esta nueva presencialidad, tanto en las instituciones en las cuales realizan sus prácticas, en sus propios estudiantes a cargo y en ellos mismos. Es importante reconocer que están insertos en un contexto complejo y muchas veces vulnerable, que los desafía como estudiantes en práctica y a nivel personal.
El segundo foco se orientó en mostrar a los y las participantes, cómo a lo largo de sus vidas, se han visto enfrentados a distintas dificultades y retos, que pueden haber generado incomodidad inicial para lograr crecimiento, al deber salir de la zona de confort. Se reflexiona que para lograr el crecimiento es necesario aprender a tolerar la frustración de aquellos aspectos que no están en sus manos, y que no depende sólo de ellos o ellas cambiar. Así por ejemplo está el comprender que si son testigos de situaciones complejas que ocurran a las y los estudiantes (bullying, violencia intrafamiliar, entre muchas otras), lo central es poder escuchar los relatos, validar las experiencias, contener y conocer a qué instancia derivar según corresponda.
Se trabajó la importancia del reconocimiento de sus emociones, enfatizando en que éstas se expresan inicialmente en el cuerpo, a través de sensaciones físicas. Ese es el sistema que alerta respecto de lo que se está sintiendo. Se enfatizó en la importancia de darse tiempo cada día para reconocer lo que se está sintiendo a nivel físico y emocional, para lograr elaborarlo y que ello no pase la cuenta a nivel psicológico. Durante la actividad se llevó a cabo un diario emocional, para conectar con alguna situación vivida en prácticas, reflexionando además qué hubiese gustado haber hecho distinto, no en términos de crítica, sino a modo de aprendizaje para futuras experiencias.
Constanze Ihl, psicóloga y relatora de la actividad, valoró la posibilidad de desarrollar este tipo de instancias. “La actividad fue muy enriquecedora, en tanto permitió que los y las estudiantes conectaran con experiencias que han generado un impacto emocional durante la práctica y aprender a ponerle un nombre a su sentir. Se visibilizó incluso en este contexto acotado, la dificultad para comprender las necesidades de quien tenemos al lado, y cómo lograr el respeto es un desafío constante”.
Por su parte, Alejandra Zuleta, psicóloga y relatora de la actividad, aseguró que “me parece muy importante que surjan por parte de las docentes que guían el proceso de prácticas, este tipo de instancias reflexivas, de contención y aprendizaje, ya que sitúan la salud mental de sus estudiantes como un aspecto fundamental en su formación profesional”.
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