Comunicarnos es algo que hacemos todos los días. Desde nuestras palabras, movimientos faciales y corporales, la forma en que nos acercamos a los demás, las imágenes que enviamos, el tono de voz, las pausas y hasta callar o estar en silencio. Por ejemplo, si estamos en silencio, estamos comunicando que no queremos comunicarnos verbalmente. En la situación actual de pandemia esto también ocurre, solo que de formas que no somos tan conscientes: cuando optamos por no llamar o escribir a personas cercanas, o cuando en clases elegimos apagar el micrófono y cámara. Así, independiente entonces de la situación en la que estamos, ya sea presencial o virtual, estamos comunicándonos todos los días con nuestras familias, amistades, docentes y compañeros(as).
Si lo vemos así, nos damos cuenta que comunicarnos como queremos no es fácil ni simple, pues está sujeto no solamente a lo que queramos decir, sino también a cómo lo decimos, qué medio utilizamos (cara a cara, escrito o utilizando la tecnología), si es que hay o no interferencias, y finalmente también depende de quién recibe el mensaje y cómo lo interpreta.
Esto se vuelve aún más complejo cuando nos encontramos en conversaciones difíciles. En peleas o discusiones solemos intentar probar un punto de vista, “ganar” la discusión o comunicar nuestra opinión en forma de verdad, persuadiendo a los demás o hacer que hagan lo que queremos o pensamos. Esto pasa por alto lo más importante de una discusión: los sentimientos y la relación entre nosotros. Más allá de los hechos y quien está en lo correcto, cuando empezamos a revisar qué se vio afectado en la relación, a entender el punto de vista del otro y el mío, y nos centramos en compartir y comprender los sentimientos para trabajar con el otro, encontramos un modo de reparar lo que sucede en nuestra relación y allí es cuando podemos acercarnos a tener conversaciones reparadoras, constructivas y sanas.
Entonces ¿cómo podemos comunicarnos con otros de esta forma? La manera que mejor podemos hacerlo, es comunicarnos asertivamente. Comunicar de manera asertiva implica expresar los propios pensamientos y sentimientos, siendo claros, francos y directos, logrando decir lo que se quiere decir, sin herir los sentimientos de los demás ni menospreciar la valía de los otros. Presupone un respeto al punto de vista propio y al de la otra persona. Es centrarse en la forma que decimos las cosas. Para ello, te proponemos algunos pasos a seguir:
- Identifica el mejor momento para hablar: recuerda respirar hondo y pensar lo que dirás antes de hablar. El mejor momento es uno donde ambas partes están más tranquilas y tal vez no en el momento de la misma discusión. También puede ser que tú o la otra persona necesite tiempo para pensar en lo que ocurrió. De igual manera, poder conversar verbalmente y al mismo tiempo es mejor, pues no se da espacio a los malos entendidos.
- Describe de manera clara la situación o el hecho concreto que te desagradó, en primera persona: pon atención en cómo te comunicas, siendo consciente de todo tu lenguaje. Relatar el suceso, pero teniendo en cuenta que no se trata de mostrar una realidad única, indiscutible y verdadera; pues cada persona interpreta la realidad desde su visión. No te focalices en defender tu vivencia, sino en mostrarla y como una forma de contextualizar por qué te sentiste así en la relación. Relata esto en primera persona, como tu percepción de las cosas y qué fue lo que te hizo sentir (siguiente paso).
- Manifiesta tus sentimientos de manera clara y directa, expresándote también en primera persona: aquí se trata de reflejar qué es lo que pensaste y expresar tus sentimientos, tanto positivos como negativos. Recuerda que en la comunicación asertiva lo más importante es hablar de los sentimientos y no de lo que es ‘real’. Y es en este punto donde debes poner mayor énfasis: poder hablar de tus sentimientos y cómo se pusieron en juego en la relación.
- Evita acusar al otro, culpabilizar, generalizar o usar absolutos: cuando le decimos a las personas “tú tienes la culpa”, “tú hiciste esto”, o usamos palabras como “tú siempre”, “o tú nunca”, las personas tienden a defenderse y estar menos dispuestas a entender y escuchar lo que pasó en la relación. Como mencioné anteriormente, no se trata de encontrar un culpable o ganar algo, se trata de reparar la relación.
- Expresa tus limites de ser necesario: la comunicación asertiva también implica respetar tus límites y ser consciente de tus derechos. No se trata de ser sumiso(a). Es importante aprender a decir que no, de forma precisa y con respeto. Es poder hablar de lo que pasó en la relación y que también hay ciertas cosas que por más que el otro pueda no estar de acuerdo, tú no las aceptas. Eso no significa que en otros aspectos no puedan encontrar términos en común para mejorar la relación.
- Pide de forma concreta lo que esperas de la persona o necesitas que cambie: muchas veces nos molestamos con los otros porque esperamos que ellos sepan qué es lo que nos molesta y qué es lo que queremos, pero se nos olvida que nadie lee mentes. Existirán ocasiones en las que aunque tú creas que has sido evidente, el otro pudo nunca haber entendido, o no piensa como tú. También podemos enojarnos porque el otro nos dice su parecer o nos aconseja, y nosotros en realidad solo necesitábamos que nos escucharan y entendieran. Es muy importante entonces que tú seas capaz de expresarlo y que seas explícito en lo que necesitas para mejorar la relación, así como también que no esperes que el otro entienda a la primera. Muchas veces necesitamos reforzar y recordarle a los otros de buena manera.
- Reconoce también tus falencias: es probable que así como tú hayas sentido diversas emociones en la relación, la otra persona también las haya sentido. Ninguna emoción es superior o inferior a la del otro. Tampoco somos perfectos(as) y podemos haber cometido errores en la forma en que interpretamos al otro, o no haber comunicado lo que necesito o espero de la relación.
- Agradece la atención del otro: como último paso, e igual de importante, es poder agradecer el tiempo y espacio que brindó la otra persona, al igual que la capacidad de escuchar y estar dispuesto(a) a conversar, independiente de si se han comprendido en todo o han discrepado en algunas cosas.
Recuerda que lo importante de la comunicación asertiva es lograr escucharse, compartir pensamientos y emociones, estar ambas partes dispuestas a comunicarse en torno a lo que les sucedió y a lo que se puso en juego en la relación. No te frustres si no puedes comunicarte de esta manera, requiere práctica. Cada intento que des, teniendo en cuenta los pasos de la comunicación asertiva, es un avance para tener una mejor relación entre ambos.