Lunes 9 de Agosto de 2021
Ps. Alejandra Zuleta, Ps. Constanze Ihl y Ps. Suilan Chia.
Si el año pasado, el desafío fue adaptarnos a convivir con el coronavirus a través de una serie de modificaciones en nuestro funcionamiento cotidiano, en la actualidad se ven señales de un eventual retorno a nuestras actividades presenciales. Lo más probable es que sea de manera gradual, sin embargo, no deja de ser un proceso de readaptación a una realidad muy distinta a la que dejamos en marzo de 2020.
Si bien el confinamiento se volvió necesario en algunos momentos y pausó totalmente la interacción con el mundo fuera de casa, es posible que hoy se llegue a pensar en el exterior como algo peligroso y que se debe seguir evitando. En este sentido, es de esperar que en esta ‘nueva normalidad’ aparezcan síntomas de ansiedad y estrés frente a cosas que antes nos eran tan cotidianas como usar el transporte público. Retomar actividades presenciales implica volver a relacionarnos y compartir con otros, lo que para algunas personas puede resultar inicialmente estresante o incluso sentir que se han perdido habilidades sociales y comunicacionales. También puede implicar una reorganización tanto física como funcional dentro de cada hogar, como el cambio de locación, compatibilizar tiempos o delegar el cuidado de familiares en otras personas, modificar turnos de trabajo, entre muchas otras acomodaciones.
En lo académico, también pueden surgir dificultades en algunas personas al retomar las clases presenciales que implican un contacto más permanente y directo con aquellos(as) compañeros(as) y docentes con quienes durante un año y medio solo se ha interactuado de forma virtual. Esto podría generar ansiedad ante la necesidad de ‘desempolvar’ habilidades sociales, algo oxidadas por la falta de interacción social. También algunos podrían experimentar mayor ansiedad al llevar a cabo exposiciones orales frente a un grupo amplio de personas, pensando en que el formato remoto reemplazó la gran mayoría de las caras por cámaras apagadas, con las cuales no fue necesario interactuar, pudiendo aparecer en este nuevo escenario pensamientos intrusivos (no necesariamente reales) que hagan dudar respecto a las propias capacidades. Esto particularmente puede darse en el caso de estudiantes que, hasta el momento, solo han tenido clases online como experiencia universitaria.
Dado lo anterior, se torna fundamental prepararse para ir retomando la presencialidad de manera gradual, entendiendo y, en lo posible, evitando la aparición de altos niveles de estrés o ansiedad.
¿Cómo hacerlo?
La sugerencia fundamental es comenzar a salir de casa e interactuar de forma progresiva, considerando todas las medidas de protección y comprendiendo que es algo necesario, especialmente para quienes continúan aún en confinamiento autoimpuesto o bien no han tenido oportunidad de salir desde el comienzo de la pandemia. También puede ayudar plantearse una meta diaria y semanal asociada a salir de casa, por ejemplo ir a comprar pan a un negocio cercano, salir a dar un paseo de 10 minutos cerca de casa (en lo posible acompañado(a)), salir a andar en bicicleta con alguien de confianza o ir a pasear a alguna plaza o parque sin mucha afluencia de público.
Comenzar por actividades que implican menos contacto con otras personas, generará que la sensación de exposición inicial sea menos amenazante.
Respecto a la reactivación de la actividad académica presencial, tener presente que esto se llevará a cabo inicialmente en modalidad híbrida, lo cual si bien implica re-acostumbrarse a interactuar con otras personas en un mismo espacio físico, se hará de forma gradual y lo más responsablemente posible. Para que sea agradable volver a vincularse en estos espacios, se sugiere comenzar a interactuar progresivamente con tus compañeros(as), comenzando con quienes ya hayas trabajado de forma online o tengas más confianza en una interacción más ‘cara a cara’, por ejemplo activando cámaras y si se animan ir planificando instancias de reunión presencial en grupos pequeños. El objetivo es que vivas esta transición como algo natural y no como un cambio brusco luego de tantos meses en modalidad online, lo cual posiblemente sientas si no comienzas a retomar ciertas actividades de forma progresiva.
Una vez haya sido posible instaurar algunas de estas actividades en la rutina, es posible continuar avanzando en perder el temor a salir de casa. Para ello, se puede planificar de forma paulatina el ir a comprar enseres básicos (a la farmacia, feria, supermercado, idealmente en horarios de menor afluencia) y reunirse con amistades y familiares que no se hayan visto hace tiempo, usando mascarilla, manteniendo distancia y/o en un lugar abierto que permita la ventilación. Esto ayuda a cumplir dos propósitos: re-encontrarse e ir fortaleciendo las habilidades de comunicación y sociabilización, y por otro lado ir normalizando el reunirse con más personas, lo cual de forma paulatina ayudará a disminuir el nivel de ansiedad que esta situación pudiese generar.
Más adelante, y sólo después de tener algún grado de seguridad respecto a los pasos anteriores, es que se recomienda ir retomando actividades que se asocian a mayor aglomeración de personas, tales como salir a comer, ir a gimnasios, cine o de compras en centros comerciales.
Es importante en cada paso recordar y no flexibilizar todas las medidas que hemos aprendido a tomar a diario para evitar el contagio: el lavado frecuente de manos con jabón, durante al menos 20 segundos; el uso de mascarilla al salir de casa y cuando se esté en contacto con otras personas; realizar una ventilación permanente de los espacios y recordar que si se está vacunado(a), el riesgo de desarrollar complicaciones o agravarse por COVID disminuye muchísimo.
También es vital mantenerse informado(a), aprendiendo a controlar y limitar la sobreexposición a los medios de comunicación y noticias sobre COVID.
Considera comunicar tus sentimientos a otras personas. Es común que después de tanto tiempo estos pasos pueden generar miedo, angustia o estrés, por lo que es muy importante que puedas conversar sobre tus emociones con las personas a tu alrededor, como una forma de regulación emocional y contención. No estás solo ni sola.
Y finalmente: no te sobre exijas. Como hemos mencionado, sabemos que retornar a las actividades diarias y hacer estos cambios pueden ser estresantes y angustiantes. Por lo que también es importante que vayas avanzando a tu ritmo y de forma progresiva, porque cada paso es un gran logro.