Alejandra Zuleta y Constanze Ihl Psicólogas de la Dirección de Apoyo y Vida Estudiantil (DAVE)
Luego de reacondicionar nuestras responsabilidades académicas y laborales al formato online, desde comienzos de la pandemia, estos días ya retornamos a la presencialidad. Ante ello surge el desafío de retomar sana y responsablemente las interacciones cara a cara, normalizando nuevamente instancias que por tanto tiempo estuvieron “dormidas” en el formato remoto, y que debido a su dinamismo y necesidad de estar atento/a al momento de compartir, podría generar agotamiento o incluso ansiedad en algunas personas.
Los principales cambios asociados a acudir a la universidad, es que ahora contamos con tiempos más definidos de estudio, trabajo, y de descanso, al momento de retornar a casa. Junto a lo anterior, se facilita la desconexión de lo digital, en tanto ya no será la herramienta exclusiva de estudio, al ser posible contar con impresiones y libros en biblioteca para aclarar contenidos. Retornar a la presencialidad tiene también como gran ventaja recuperar una mayor movilidad y actividad física durante el día, que ayuda a desconectarse de preocupaciones y generar un espacio de distracción, liberando tensiones y energizando cuerpo y mente.
Será necesario para ello el reorganizar los horarios de las distintas actividades que se llevaban a cabo, y volver a considerar los tiempos de traslado. Las clases vuelven a ser sincrónicas, requiriendo poner en marcha la habilidad de poner atención en el aquí y el ahora, y desempolvar la capacidad de tomar apuntes y atención activa en el momento.
Una recomendación es tener presente cuánto tiempo se destina a cada actividad en los días de la semana, incorporando en la planificación los tiempos de traslado mencionados, y también espacios de recreación y descanso, para así saber el real tiempo disponible para estudiar y descansar. Es vital redefinir las prioridades respecto a las actividades diarias, avanzando en orden de urgencia con las distintas responsabilidades, comenzando por lo que se debe entregar o estudiar para los días más próximos, dejando para el final lo que tenga más tiempo para ser resuelto. Puede ayudarte planificar una rutina estable de actividades, que sea fácil de recordar y repetir semana a semana, incorporando un tiempo específico destinado al estudio, evitando atender o resolver otros temas en paralelo.
Otro aspecto que genera ansiedad en algunas personas, es el eventual aumento del nivel de exigencia que podría conllevar la transición de evaluaciones no sincrónicas (con apuntes en mano), a evaluaciones individuales en aula, que requieren más tiempo de preparación. Sin embargo, este cambio de formato no implica que serán necesariamente más exigentes o difíciles de llevar a cabo. Es más, puede significar una ventaja al existir un horario de inicio y fin definidos claramente en las evaluaciones, optimizando tiempo, energía y concentración (difícil de lograr cuando se tenía 12 horas para responder una prueba), disminuyendo con ello la posibilidad y el deseo de revisar una y otra vez cada respuesta. Este formato de evaluaciones favorece contar con una instancia de interacción más directa con docentes, pudiendo aclarar inmediatamente las dudas que surgen respecto a la redacción de las preguntas.
Algunas recomendaciones para enfrentar las evaluaciones presenciales, escritas como orales, son el cuidar de satisfacer las necesidades básicas antes de comenzarlas (haber dormido o descansado lo suficiente y alimentarse antes para tener la energía necesaria, eligiendo conscientemente lo que se va a ingerir para evitar sueño o fatiga). Ayuda también practicar ejercicios de relajación, un tiempo antes de las evaluaciones, para bajar los niveles de ansiedad o nerviosismo a experimentar. Es importante respetar el tiempo destinado a preparar la evaluación, de manera de confiar en la posibilidad de obtener un buen resultado y enfocarse en mantener pensamientos positivos asociados a éste. En cuanto a evaluaciones orales que tengas que llevar a cabo, te recomendamos adaptar la presentación a tu propio lenguaje, ensayar en condiciones similares a las de la exposición y recordar que en ese momento tú eres el experto/a, en tanto tú preparaste el contenido.
Por último, este cambio de formato permitirá contar con más instancias para conversar e interactuar, por ejemplo, en los recreos, compartiendo un café o en los almuerzos, los cuales son un descanso de la rutina académica. Si percibes ansiedad al relacionarte con otras personas, lo cual no es tan extraño luego de los largos periodos de confinamiento que vivimos, recuerda que es importante que seas tú mismo(a), respetando tus propios tiempos e intereses.
Recuerda que en la UCEN hay distintos dispositivos para apoyarte ya sea en este retorno a la presencialidad u otros problemas que te estén afectando. En la DAVE cuentas con el programa de orientación psicológica, donde podemos apoyarte con esta u otras dificultades.