Por: Ximena Moreno Gálvez, Enfermera, Académica U. Central, Doctorando en ciencias de la educación virtual-Magister en educación
En Chile contamos con un programa nacional de inmunización desde el año 1978, que ha permitido disminuir la morbilidad de las enfermedades inmunoprevenibles, y ha contribuido considerablemente a la disminución de la mortalidad infantil. Gracias a la vacunación se han erradicados enfermedades como la poliomielitis (1975) y el sarampión (1992).
Es así que en la actualidad la vacuna contra la influenza es una de las mejores herramientas para prevenir unas de las enfermedades respiratorias que afecta a todos los grupos etarios de nuestra población con la llegada del invierno. Esta enfermedad puede presentar síntomas muy leves o graves, provocando consecuencias tanto en el paciente como en su familia y sobrecargando los sistemas de salud, por lo que la vacunación es muy importante para reducir la carga de la enfermedad y proteger a la población más vulnerable
Lamentablemente la influenza puede ser muy grave en niños, personas mayores, embarazadas y personas con enfermedades crónicas y estar inmunizados en estos grupos es esencial para prevenir complicaciones mayores como hospitalizaciones prolongadas o lamentablemente perdidas de vida.
Vacunarse no es solo una medida de protección individual, si no que se trata de una medida de protección colectiva, todos deberían vacunarse antes de la llegada del invierno, ya que así se obtiene inmunidad en la comunidad. El Ministerio de Salud inició la campaña en marzo, pero lamentablemente este año la tasa de vacunación solo alcanza el 60%. Esto se podría deber a varias razones, en primer lugar, al cansancio de la población debido a la reciente pandemia del COVID-19, que los obligó a vacunarse cada seis meses. Otra causa es la escasa difusión de la campaña en los medios de comunicación, y, por último, la desinformación sobre los efectos de las vacunas, que ha generado desconfianza entre las personas.
Recientemente en la Región de Ñuble se presentaron cinco fallecidos de distintos grupos etarios, cuatro de ellos no contaba con vacunación al día para la influenza, algo que nos llama aún más a la alerta y a fomentar acciones para que la inmunización llegue a los grupos objetivos. Si bien se han realizado intervenciones para acercarse a la comunidad como implementar puntos de vacunación en las estaciones del metro de Santiago, deberíamos extender los horarios de vacunación en los centros de salud, además de colocar puntos de vacunación en supermercados y centros comerciales de todas las ciudades, porque el objetivo debe ser proteger a la población de las consecuencias graves que puede tener esta enfermedad.
Es importante además no olvidar las enseñanzas que nos dejó la pandemia con la crucial importancia de las vacunas para prevenir enfermedades graves y salvar vida, y también nos demostró la capacidad de desarrollar y distribuir rápidamente vacunas seguras mediante la colaboración global y tecnologías avanzadas, y la necesidad de confiar en la ciencia y los expertos en salud pública. Resulta clave combatir la desinformación, y relevar la seguridad y beneficios de las vacunas, prepararse para futuras emergencias sanitarias invirtiendo en investigación e infraestructura, y abordar las desigualdades en el acceso a las vacunas para garantizar una distribución equitativa en todo el mundo. Estas lecciones son vitales para mejorar las estrategias de vacunación y enfrentar futuros desafíos sanitarios.