
En los últimos días recorrió las calles capitalinas el denominado Bus de la Libertad, con el siguiente mensaje "Nicolás tiene derecho a un papá y a una mamá", haciendo evidente referencia al cuento infantil "Nicolás tiene dos papas", elaborado por el Movilh, dándole un contexto criollo a la iniciativa que ya había sido desarrollada en otros países. Como era obvio, la puesta en escena generó controversias y hasta pugilatos entre los transeúntes, involucrándose en acaloradas discusiones, analistas e incluso autoridades y honorables.
Son múltiples las reflexiones generadas por lo sucedido, desde luego, la concepción de familia no es univoca ni absoluta, Nicolás puede tener una familia y no tener un papá y una mamá, o si se quiere su familia puede ser de dos papás o de dos mamás, o de dos abuelos o de dos tíos, o de las nomenclaturas que social o culturalmente queramos, lo importante es que se le entregue amor, valores y se le forme en un contexto afectivo y de contención.
Ahora bien, tampoco se debe minimizar o descalificar a quienes piensen todo lo contrario a quienes creen que la familia "bien constituida" es con un padre y una madre. O a quienes tengan la profunda convicción que la identidad sexual es algo inmutable, que determina a la persona a persistir en una sexualidad que no siente y que no quiere.
No nos confundamos, la iniciativa tiene pleno derecho a realizarse, quienes lo quieran son libres de expresar sus pensamientos y creencias, más todavía si esas expresiones nos motivan a la reflexión y a la legítima confrontación de ideas. Ya lo decía Voltaire; "No comparto lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo". En definitiva y en buena hora, la libertad es libre.