Domingo 15 de Diciembre de 2013
Estamos a pocas horas de que finalice la segunda vuelta electoral que definirá quien será la próxima presidenta de Chile. A pesar de que los resultados de primera vuelta dieron una clara ventaja a Michelle Bachelet, la democracia siempre tiene esa magia de que todo puede pasar el día de las elecciones, ya que el poder lo tienen cada uno de los ciudadanos que votaran en secreto dentro de la urna. Los resultados del 17 de noviembre, la preocupación por las tasas de participación electoral y las estrategias de los comandos en esta segunda fase nos entregan elementos para entender y analizar el proceso que enfrentamos este 15 de diciembre. Ya no sorprende que sean dos mujeres quienes compiten por la primera magistratura de Chile, Michelle Bachelet y Evelyn Matthei se han ganado sus lugares en la política chilena. Lo que está en disputa es quien se ganará el espacio para implementar su programa de gobierno en los próximos cuatro años. Ambas sostienen que sus ideas pueden cambiar Chile.
No podemos dejar de tener en cuenta los resultados de las elecciones del pasado 17 de noviembre. Michelle Bachelet obtuvo un amplio y holgado triunfo alcanzando el 46,7% de los votos de entre nueve candidatos, lo que sin embargo no le permitió lograr el umbral necesario para ganar en primera vuelta. Evelyn Matthei, candidata de la oficialista Alianza por Chile, obtuvo un 25,02% de los votos lo que la dejó habilitada para pasar a segunda vuelta. Hay más de 20% de diferencia entre las votaciones de las dos candidaturas, lo que en otros sistemas políticos hubiese sido suficiente para dar por ganadora a la que obtuvo la primera mayoría. Pero bueno, en Chile el sistema exige el 50% mas 1 de los votos, y si no se obtienen se implementa el balotaje. Si sumamos a esto que la Nueva Mayoría además se impuso en las elecciones parlamentarias se puede proyectar que una existen todas las condiciones electorales para que Michelle Bachelet gane las elecciones este 15 de diciembre. Sin embargo la historia enseña que la elección se gana sólo cuando el último voto es contado y los resultados se han legitimado.
Paradójicamente, quien más celebró la noche del 17 de noviembre fue el comando de Evelyn Matthei, quien se había planteado como una gran meta pasar a segunda vuelta. Recordemos que la candidatura de la Alianza por Chile se había fraguado luego de un proceso errático y lleno de tropiezos. En Julio de 2013, y luego de que el candidato ganador de las primarias oficialistas, Pablo Longueira, bajara su candidatura debido a una grave depresión, la comisión política del partido Unión Demócrata Independiente nomina como su candidata a Evelyn Matthei. Andrés Allamand, candidato de Renovación Nacional, y quien había perdido estrechamente la primaria oficialista, declaraba que sólo sería el candidato del conglomerado si los partidos lo nominaban como candidato de consenso. La UDI sentía que tenía el derecho de nominar al candidato luego de haber ganado la primaria, y por que además ya habían apoyado a Sebastián Piñera, candidato RN, en 2009. Matthei había sido diputada, senadora y Ministra del Trabajo durante el gobierno de Sebastián Piñera. Conocida por su estilo confrontacional y por representar posiciones políticas más liberales que las de su propio partido, en temas como el aborto terapéutico.
Este era un escenario complejo para la derecha chilena, pues enfrentaban un proceso electoral con una candidatura atrasada, un gobierno terminando su período con bajo apoyo ciudadano, y una candidatura de la oposición bien posicionada, legitimada por un proceso de primarias legales, y con un fuerte liderazgo ciudadano. Pasar a segunda vuelta no podía si no ser un logro en este contexto. El gobierno del Presidente Piñera se involucra directamente apoyando a Matthei a través de sus Ministros y principales figuras quienes acompañaron a la abanderada la noche del 17 de noviembre. Matthei al hacer su conferencia de prensa posterior a los resultados, se dirige a la "gente de trabajo", a los que no protestan, y levanta el slogan de "si se puede" para dar un sentido épico a la segunda etapa. De hecho durante estos últimos días de campaña, se ha referido al "milagro" que puede hacer posible ganar el 15 de diciembre. Propone un proyecto de país sin ideología y así poder llegar a más chilenos que no votaron por ella esa jornada. Señala además que las segundas vueltas son buenas por que llaman a la moderación, que es lo que ellos quieren para Chile, y haciendo una velada crítica a las posiciones de Michelle Bachelet.
Por la rapidez del proceso electoral y conteo de votos, cerca de las 18:00 horas de ese día 17 de noviembre, ya sabían en la sede del comando de Michelle Bachelet que la elección presidencial se definiría en segunda vuelta. Se notaba ese ambiente raro de no poder celebrar con algarabía el 47% de los votos obtenidos (todo un logro en una elección con nueve candidatos), y una contundente mayoría en ambas cámaras y en la elección de los Consejeros Regionales. Lideres de los partidos políticos, parlamentarios electos y lideres sociales se acercaron al hotel donde se habían instalado los equipos de campaña de la Nueva Mayoría para seguir los resultados electorales, y al mismo tiempo comenzaban a llegar adherentes a la candidatura de la ex presidenta Bachelet para acompañar a su candidata en el discurso que dio a las afueras del recinto. En su discurso del "primer lugar" Bachelet destacó el ejemplo de democracia que se había dado en esa jornada, y la movilización de cientos de ciudadanos. Iniciando el discurso señaló que "hemos ganado y con una amplia mayoría", no sólo a favor de una candidata, si no de un programa de gobierno que expresa el anhelo de un "país moderno, solidario y justo que todos queremos". Valora el triunfo por el gran esfuerzo realizado en una elección con muchos candidatos y voto voluntario, dos elementos nuevos en esta elección. Da un mensaje de confianza en el triunfo del 15 de diciembre.
Esa misma noche ya se delineaban las estrategias de cada comando, y sin duda los discurso del triunfo –relativo en este caso- dieron luces sobre eso. Evelyn Matthei fue quien más cambios realizó en su estrategia de campaña. Reforzó su equipo con liderazgos jóvenes y diversos, incorporando a alcaldes, parlamentarios, y lideres jóvenes de los partidos de su coalición. El slogan de "sí se puede" se sumó a la campaña de 1 + 1 = 7, con el sentido de que cada votante de Matthei conquistara el voto de otro ciudadano y eso daría la mayoría necesaria (el 7 es el numero que lleva Matthei en la papeleta). Incorporó 30 nuevas medidas a su programa de gobierno, dando señales a los ciudadanos que votaron por otros candidatos en noviembre. Finalmente, centró su discurso hacia la clase media, condenando los abuso y presentando medidas que premiaran a aquellos que se esfuerzan. No hubo ritos de incorporar a su comando a otras candidaturas. Es claramente una apuesta al votante que no participó. De esta manera se incorporaba la preocupación por una baja participación electoral, que ya se visualizaba a partir del voto voluntario.
El comando de Michelle Bachelet por su parte, diseña una estrategia de ir avanzando de victoria en victoria, como fue con las primarias, y la primera vuelta. No hubo cambios en el equipo de campaña, se diseñó una fuerte agenda en terreno y de reuniones que sumaran a nuevos grupos políticos y sociales al programa de transformaciones propuesto por Bachelet. Además la candidata dedica parte importante de sus discursos e intervenciones públicas convocando a los ciudadanos a votar, dando importancia a la política en las decisiones que afectan el día a día de todos los ciudadanos. Recibe el apoyo explícito de organizaciones como la Central Unitaria de Trabajadores y distintos gremios, el apoyo directo de otros candidatos a presidente derrotados en noviembre, como es el caso de Alfredo Sfeir, y además el apoyo de los más importantes dirigentes sociales electos diputados, como son Camila Vallejos, Karol Cariola, Iván Fuentes, y de manera posterior y más tibia, de Giorgio Jackson. En un caso distinto están otros excandidatos como Franco Parisi y Marco Enríquez-Ominami, que si bien no llaman directamente a votar por ella, reconocen que Michelle Bachelet será la próxima presidenta y con quien tienen más afinidad programática. Lo que llama la atención son los otros ex candidatos presidenciales, quien además de no apoyar a ninguna de las dos candidatas llaman a no votar. Incomprensible por decir menos, para quienes unas semanas atrás de presentaban como candidatos dentro de las mismas reglas del juego.
Después de la baja predictibilidad de los estudios de opinión para la primera vuelta electoral, pocos se atreven a proyectar resultados tanto de participación electoral como de preferencias. Las escasas encuestas que se han hecho señalan que Michelle Bachelet podría imponerse con cerca del 60% de los votos. La gran preocupación es sobre qué universo de electores. La mayoría de analistas y dirigentes políticos coinciden que este 15 de diciembre votarán menos ciudadanos de quienes lo hicieron el pasado noviembre. El voto voluntario se constituye en uno de los principales factores en este problema de baja participación, que además puede sumarse a la necesidad de mejorar la educación cívica de los ciudadanos, fortalecer los mecanismos de participación a nivel local y nacional, y dar mayor transparencia en la actividad política.
La participación de cada uno de los chilenos es fundamental, pues ambas candidaturas han presentado programas de gobierno con importantes diferencias entre si. Esperemos hasta cuando cerca de las 19:00 horas el servicio electoral www.servel.cl dé a conocer los resultados de esta crucial elección.
Esta columna fue publicada originalmente en el enlace http://bit.ly/JrFHHr