Lunes 24 de Octubre de 2016
El académico de la Facultad de Ciencia Política y Administración Pública Kenneth Bunker analiza los desafíos frente al aumento sostenido de la abstención
El análisis se centra en las cifras gruesas, sobre las cuales se determina quiénes fueron los triunfadores y quiénes los derrotados. En la elección de ayer, sin embargo, hubo un actor adicional que resultó claramente perdedor: la democracia chilena.
Marcada por la alta abstención electoral, un número significativo de municipalidades serán gobernadas por alcaldes que lograron un triunfo con el 20% o 30% del electorado, lo cual supone una erosión importante al sistema de representación.
Y la particularidad de Chile, es que dentro de los países que cuentan con voto voluntario, la no participación llega a niveles que exceden la norma, con una caída de un millón de electores en cada proceso electoral que se ha celebrado desde que se implementó ese sistema.
Así lo confirma el analista político de la Facultad de Ciencias Políticas y Administración Pública de la Universidad Central, Kenneth Bunker. Para el experto, el alza de las personas que no participa ha sido más pronunciada que la media de los países que también tienen voto voluntario.
"Lo que muestran las cifras de ayer es que la participación electoral va cayendo a una gran velocidad, a diferencia de la mayoría de los países con sistema de sufragio voluntario. Si uno observa lo que ocurre, por ejemplo, en Estados Unidos, ahí la participación se estacionó en el 40%, demostrando que el sistema se consolidó en torno a esa cifra".
Para Bunker, el problema que acarrea esta situación, es que las decisiones de cómo vivimos en comunidad las están tomando cada vez menos personas, lo cual tiene un efecto distorsionador en las políticas públicas.
"Es evidente que quienes están yendo a votar son personas con mayor formación, más informadas, que entienden la importancia del voto y de elegir a las autoridades. Y lo hacen con un marcado interés respecto a las políticas públicas que quieren que se implementen, imponiendo una visión, que en muchos casos representa a una minoría", aclara el especialista.
Para el académico universitario, el problema se agrava debido a que no existen en la actualidad medidas concretas para contrarrestar este fenómeno. "Esto puede derivar en que la caída de la participación se siga incrementando, con los nocivos efectos que ello tiene para la democracia".
Bunker señala que se deben adoptar acciones que frenen esta caída, aunque también afirma que cabe esperar lo que ocurrirá el próximo año en la elección presidencial y parlamentaria.
Según el analista, es posible que en ese proceso se detenga la caída o se mantenga el nivel de participación en relación a los comicios de 2013. "Si bien hay que comparar las próximas elecciones con las presidenciales y parlamentarias de hace tres años, y no con las municipales, uno esperaría que la abstención no alcance los niveles de esta municipal".
La explicación del experto es que para los comicios del 2017 se estrenará el cambio en las reglas del juego, sin sistema binominal, lo que podría hacer más atractivo participar. A eso, agrega que se trata de comicios de carácter nacional y no local, que son más competitivos, y que lo serán aún más, por la cantidad de partidos que participarán.
Bunker estima que la participación en el proceso del próximo año debiese estar en torno al 40%, muy similar a lo ocurrido en las presidenciales de 2013.
Para el experto existe un error de juicio de quienes se abstienen, ya que mientras mayor esa la participación, se fortalece precisamente la democracia. Por eso insiste, en que la educación cívica de la ciudadanía es una medida que se debe impulsar para morigerar el actual escenario de no participación.
"No hay que dramatizar"
Jorge Ramírez, del Instituto Libertad y Desarrollo, afirma que el nivel de abstención registrado no es ninguna sorpresa, y llama a no alarmarse por estas cifras.
Dice que países de la región, como Colombia y Costa Rica, también presentan una realidad similar en cuanto a la no participación en procesos electorales.
"Si uno observa la realidad de los países OCDE, solo México y Bélgica muestran un alza en la participación electoral, por lo tanto, lo que ocurre en Chile no es un fenómeno único ni aislado", enfatiza el investigador del think tank.
En un hecho, asegura, que en las elecciones locales votan menos personas que en los comicios generales. "Países como Dinamarca y Suecia –donde en elecciones locales con voto voluntario sufraga el 80% del electorado- son una excepción dentro del contexto actual", puntualiza Ramírez.
Para el experto, lo que importa es hacerse cargo de este fenómeno, y propone como receta hacer más eficaz el voto en un sistema voluntario. Plantea como alternativa que en las próximas elecciones presidenciales se instaure el voto electrónico, y que las personas puedan sufragar en distintos lugares de concurrencia masiva, como plazas o centros comerciales.
"Estoy seguro que si se facilita la forma de votar, los niveles de participación aumentarían. Países como Brasil y Venezuela cuentan con este mecanismo, y uno observa una alta participación electoral", señala el analista.
Según el investigador, es apresurado en Chile vincular la calidad de la democracia a niveles de participación electoral, porque a su juicio hay varios factores que inciden.
El experto afirma, además, que hay tres tipos de abstencionismo en el país. Esta la abstención más sofisticada, de aquellos que interesándose en la política, se han vuelto escépticos del sistema y prefieren quedar al margen. Luego está la abstención por castigo, que de acuerdo al análisis de Ramírez, es lo que ocurrió en gran medida en esta municipal, como forma de sanción al gobierno por su mala gestión. Y la tercera, y más preocupante, según argumenta el experto, es la abstención de quienes desconfían de la política, y por tanto, no reaccionan a los estímulos del sistema para que participen.
"Esta última abstención es la que ha venido subiendo, y es la más inquietante, ya que se trata de personas que rechazan abiertamente la política".
Ramírez finaliza afirmando que debemos evolucionar hacia un sistema electoral más moderno y atractivo, porque de lo contrario, será difícil revertir el escenario actual.
Fuente: http://elmuro.cl/