Viernes 6 de Enero de 2023
La directora de la Escuela de Economía y Negocios de la facultad entrega su balance de 2022, los grandes hitos académicos que se lograron, y también marca los desafíos que se deben abordar durante este nuevo año.
Adaptación académica, uso de la tecnología y apoyo al estudiantado. Son los conceptos claves con los que la directora de la Escuela de Economía y Negocios de la Facultad de Economía, Gobierno y Comunicaciones de la Universidad Central, Catalina Maluk, define lo que fue el año que se acaba de cerrar y dibuja líneas para los desafíos de 2023.
“Veníamos desarrollando una educación muy tradicional y por lo tanto los docentes nos vimos obligados a cambiar la forma de hacer clases y de capacitarnos, de conocer un poquito más estas herramientas desconocidas en la práctica”, explica Maluk, quien es ingeniera comercial de la Universidad de Santiago y Magíster en Docencia e Investigación Universitarias por la Universidad Central.
El retorno a la presencialidad fue el gran reto pues desde que aterrizó la pandemia en Chile, en marzo de 2020, que distintos ámbitos, incluyendo la educación universitaria, debieron adaptarse a la modalidad online.
“Fue complejo, que los estudiantes quisieran volver a estar en clases presenciales porque se habían acostumbrado a unas remotas, con la cámara apagada, donde podían escuchar después la grabación y manejaban sus tiempos de manera distinta, trabajando, cuidando seres queridos, viviendo fuera de Santiago”, dice y añade que “como profesores nos costó en el sentido de lograr re encantar al estudiante: qué lograra participar de su clase de una manera más activa, que se motivara a venir a la universidad, ese fue el gran desafío”.
Maluk sabe de desafíos académicos: posee una experiencia en la Universidad Central de casi 20 años y ha sido directora de las escuelas de Ingeniería de Ejecución en Administración de Negocios y de Economía y Administración con sus correspondientes carreras de Ingeniería Comercial e Ingeniería en Control de Gestión. Además, en postgrados fue directora del MBA de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas y, además, dirigió el Programa 1+1, proyecto de Vinculación con el Medio de la Facultad.
Para varios alumnos, la presencialidad vino de la mano de tiempos más difíciles: “Tenemos un grupo de estudiantes que siempre vivió el tema en pandemia. Para ellos fue muy estresante volver porque no fue solamente venir a la universidad, sino que relacionarse de manera presencial, generar vínculos con compañeros que solo habían visto en cámara. Nos tocó motivarlos y empatizar con sus situaciones, tuvimos que ser más empáticos, activos y presentes”.
Adaptación
Con el objetivo de abordar la situación con los estudiantes, cuenta, “le pedimos a los profesores que tuvieran horas de atención tanto presenciales como online. Los estudiantes se acostumbraron a relacionarse con nosotros de esa manera, hoy las solicitudes presenciales han bajado, las consultas son mediante mails o chats de Teams, eso es positivo porque estamos más disponibles”.
Hoy tienen una nueva forma de relacionarse y de educar. Con esos conceptos es que nació un programa piloto, Hyflex, con el que “implementamos una nueva forma de hacer docencia, más activa y donde el rol de estudiante es fundamental y en coherencia con el proyecto educativo”.
¿En qué consiste? Maluk explica que “es la presencialidad de una manera distinta. Tenemos clases presenciales para el último año, una sesión y la segunda la hacemos de manera remota y en esa grabamos la clase y aplicamos herramientas metodológicas más activas y tecnológicas”.
A partir del aprendizaje obtenido en pandemia “mantuvimos este formato mixto para los estudiantes de último año de manera que tengan más libertad en sus tiempos y tengan las clases grabadas. Esto ha requerido un esfuerzo de los profesores y capacitaciones con herramientas”, sostiene. Apunta a que esta modalidad “ayuda con nuestros objetivos institucionales: las clases online obligaban a que los alumnos fueran más autónomos y de esta forma mixta podemos desarrollar de mejor manera la autorregulación del estudiante”.
Calidad y consolidación
La directora puntualiza que en 2022 tuvieron otros hitos importantes, por ejemplo, “dos procesos de autoevaluación de carreras, Ingeniera en Administración de Empresas y Contador Auditor, que se sometieron a una visita de pares externos para evaluar la calidad de nuestros procesos formativos en el marco de lo que establece la Comisión Nacional de Acreditación (CNA). A partir de eso se realizaron varias actividades de extensión”.
Los programas de continuidad de estudios también se destacaron. Desde 2020 se imparten y han tenido un crecimiento sostenido en la matrícula. “En 2022 logramos la aprobación de nuevos programas, en La Serena se dictó Ingeniería Comercial en formato Advance y logramos que para 2023 tengamos el Advance de Administración de Empresas”, afirma Maluk y comenta que “en Santiago logramos partir con el primer programa Live, un formato innovador que son clases remotas, pero en sincronía con el profesor. Apuntamos a esos estudiantes que no pueden venir a la universidad, porque trabajan, porque viven fuera de Santiago”.
Además, durante el año pasado “conseguimos que nos aprobaran el programa de Contador Auditor Advance que no existía y logramos incorporar un programa de nivelación para estudiantes que quieran sacar el segundo título en Administración de Empresas”.
¿Qué desafíos quedan pendientes para este año? Maluk es enfática en que deben “consolidar la oferta de segundos títulos y ser una de las mejores universidades que imparten estos programas. En ese sentido, hay que avanzar a la certificación de calidad. En segundo lugar, continuar con el piloto Hyflex porque somos unos convencidos de que hacia allá va el futuro, sumar más experiencia para que sea algo definitivo”.