Miércoles 25 de Noviembre de 2015
El Mercurio
"El Mercurio" ha publicado recientemente dos artículos referidos a la conveniencia futura de cambiar la forma de gobierno de Chile, desde su actual presidencialismo a un régimen semipresidencial o semiparlamentario. Ambas contribuciones académicas, de Genaro Arriagada y Mario Waissbluth, son muy buenas y discutibles, y tienen el mérito de iniciar un debate periodístico necesario que ojalá sirva de ejemplo en las universidades chilenas para promover las discusiones pertinentes en un público más amplio que el estrictamente académico o político.
El ideal sería que todos los chilenos nos diéramos cuenta de la trascendencia que tiene el establecer una adecuada forma de gobierno. Las opciones que tenemos a futuro son pocas en términos de la forma de gobierno a elegir, la que es el principal aspecto institucional del sistema político de cualquier democracia.
O bien elegimos un sistema presidencial, que tiene muchos detractores en Chile, o bien vamos a un cambio de tipo semipresidencial. La última alternativa sería optar por un régimen parlamentario moderno con voto de censura constructivo, como el alemán post Segunda Guerra Mundial.
Todas estas modalidades tienen variantes importantes que deben ser bien estudiadas en su aplicación práctica y efectos empíricos comparativos.
Por lo demás, en cualquier orden constitucional muchas normas pueden ser objeto de modificaciones si con ellas esperamos razonablemente mejores resultados de funcionamiento. Un buen ejemplo lo constituye el voto de censura constructivo que logró estabilizar notablemente la continuidad de los gobiernos parlamentarios, y fue un cambio muy positivo. La prueba de ello es que todos los regímenes parlamentarios europeos establecidos con posterioridad a 1949 copiaron las innovaciones ideadas por los alemanes.
Creo que hay que estimular la publicación de artículos como los de Arriagada y Waissbluth, que han puesto el acento en lo fundamental: Tenemos que saber qué es lo que queremos cambiar y por qué cosas vamos hacer esos cambios.
Mientras más rica en argumentos sea esta discusión, mayor será la variabilidad de propuestas que los expertos recibirán.
Gustavo Martínez Bascuñán
Facultad de Ciencias Políticas y Administración Pública
Universidad Central
Fuente: www.elmercurio.com