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2017: Los hitos que vienen

Roberto Castro Decano Facultad de Economía, Universidad Central

Imagen foto_00000006El año 2016 fue de grandes reivindicaciones sociales en Chile. El debate por las pensiones y las bajas tasas de reemplazo para los jubilados, bastante alejadas del 70% como promesa inicial hecha por el sistema de capitalización individual, junto con el envejecimiento sostenido de la población chilena y los cuestionamientos a las excesivas ganancias de quienes administran el sistema, sacaron un nuevo tema ciudadano a la calle y lo mantendrán en agenda por un tiempo no menor, considerando que se avecina una época electoral en la cual  los candidatos y el propio Gobierno, deben enfrentar el tema.

Es más, todo indica que en esa misma lógica, la salud será uno de los grandes tópicos que podría volcar a los ciudadanos una vez más a las calles, a la luz del incremento de las utilidades de las isapres en casi un 50% respecto del periodo 2015. 

Pero dentro de todo lo que ha de ocurrir, hay dos importantes hitos que marcarán nuestra vida nacional este año: el primero es el Censo 2017, cuya realización está prevista para abril y que asoma como una oportunidad histórica para reivindicar el prestigio de nuestro sistema estadístico, tan cuestionado bajo la administración anterior que prometió hacer el mejor censo de la historia.

En efecto, tras la auditoría técnica del propio Instituto Nacional de Estadísticas (INE) al Censo 2012, se concluyó  que este no cumplió con los criterios de cobertura, calidad y heterogeneidad - que son los estándares mínimos para que la información levantada pueda ser considerada un censo oficial - por la alta tasa de omisión registrada.

Entonces, para saber cuántos somos, es fundamental recabar información fidedigna a fin de diseñar políticas públicas de calidad, inclusivas y que den cuenta del nuevo Chile.

El segundo, es la elección presidencial que se llevará a cabo en noviembre, poniendo de paso una cuota más de incertidumbre interna a las expectativas de recuperación económica. Según proyecciones del Banco Central, 2017 no sería un año muy distinto en materia de crecimiento y podríamos registrar un rango entre 1,5% y 2,5% por los bajos niveles de confianza y el aún acotado desempeño de la inversión, aunque sí se advierten mejores perspectivas para el precio del cobre.

Pero es simplista atribuir la lentitud económica solo a procesos políticos. Ello nos puede llevar a un diagnóstico errado y autocomplaciente si no tenemos en cuenta que, como país, hemos carecido de una estrategia de desarrollo sólida de largo plazo que se haga cargo de la real estructura económica del mundo y la inserción de Chile en ese contexto, mirando a ese mundo para agregar valor y no mirándonos el ombligo.