Viernes 15 de Julio de 2022
La académica Daniela Brizuela de las carreras Ingeniería Civil en Obras Civiles e Ingeniería en Construcción detalla, en esta nota, cómo ha sido su vida personal compatibilizada con sus logros profesionales. Investigar el comportamiento del hormigón armado y convertirse en Doctora la hacen sentenciar que “nosotras también podemos”.
Soy académica de la Facultad de Ingeniería y Arquitectura en la Escuela de Ingeniería para las carreras de Ingeniería Civil en Obras Civiles e Ingeniería en Construcción. Actualmente me desempeño en la coordinación del programa Advance de Ingeniería en Construcción que se dicta en horario vespertino. Además trabajo en la realización de proyectos de investigación relacionados principalmente con el comportamiento de materiales sobre elementos estructurales de hormigón armado.
Nuestro equipo de trabajo está conformado por el Dr.(c) Pablo Alcaíno, también académico de la Escuela de Ingeniería, tres doctores de la Escuela Superior Técnica de Edificación de la Universidad Politécnica de Madrid y estudiantes de último año de la carrera de Ingeniería Civil en Obras Civiles. Nuestro trabajo lo realizamos casi en su totalidad en el Laboratorio de Estructuras de la Universidad Central de Chile.
Me encuentro en un proceso en el cual estoy recién consolidando mi línea de investigación. Gané un fondo concursable interno de la universidad (I+D 2021) que me permite darle continuidad a una investigación que realizo desde hace unos 5 años y que fueron parte de mis estudios para obtener el doctorado. Sin embargo, lo que actualmente me llena de orgullo es el haber terminado mi Doctorado. Esto no sólo por el término del programa como tal si no por todo lo que debí enfrentar, el camino que debí recorrer para lograr lo que en ese entonces era mi objetivo.
El crecimiento técnico adquirido durante el proceso fue exponencial, pero el crecimiento personal lo fue aún más. Terminar el programa, bajo las condiciones en las cuales lo debí enfrentar, encerrada, en pandemia, con un trabajo a tiempo completo, dando clases online, sola con mi hija, que me acompañó durante todo el proceso, primero en mi pecho, luego en mis brazos y finalmente dibujando al lado mío mientras la mamá estudiaba… Hasta el día de hoy encuentro que fue una extraordinaria y linda locura. Poder mostrarle, principalmente a mi hija desde el ejemplo, que a veces los sueños sí se pueden cumplir a pesar de todo, es algo que no todas las personas pueden decir.
Soy ex alumna de la Universidad Central y soy la primera ex alumno/o de la carrera de Ingeniería Civil en Obras Civiles que obtiene el grado académico más alto. Estudié en un tiempo en donde la universidad era una institución 100% docente y la investigación no sólo era nula si no que también un tema del que no se conversaba. Sólo pude relacionarme con una doctora al final de mi carrera, la Doctora Silvana Cominetti que actualmente es la primera presidenta del Instituto de Ingenieros de Chile. Tuve la fortuna de ser su alumna, también su ayudante y memorista. Ella fue la que me mostró con el ejemplo las distintas áreas de la ingeniería incluyendo la docencia y me abrió el campo en el cual me podría mover profesionalmente en ese entonces. De hecho mi memoria de título consistió en la creación de un portal educacional para enseñar Ingeniería Sísmica que hoy podría llamarse metodologías activas y esto fue en el año 2010.
A pesar de que la Universidad Central me otorgó todas las herramientas técnicas para poder desenvolverme como Ingeniera Civil en Obras Civiles en la industria (y así lo hice por años), mirando hacia atrás me hubiera gustado conocer o tener más conciencia y seguridad de que cualquier persona que tenga el deseo y las ganas, puede optar a obtener el grado. Que no se debe tener superpoderes para poder matricularse en un programa doctoral (aunque en lo personal creo que sí se deben tener para terminarlo). Me hubiera gustado haber partido mi carrera de investigadora más joven. Sin embargo, a pesar de que mis estudios lo comencé y terminé en mis treinta tantos, he visto y disipado el miedo inicial de que la edad me pudiera jugar en contra durante este tiempo, ya que con el correr de los meses me he dado cuenta de que la madurez propia de la edad, las experiencias de vida y las ganas de seguir desarrollándome profesionalmente, sólo me han otorgado beneficios presentándome a los nuevos proyectos, que por lo demás nadie me manda a buscar, con una mirada y seguridad diferente lo que me permite terminarlos con éxito y a tiempo.
Mi mensaje es principalmente a las mujeres, porque he visto en ellas las que más se entrampan o se estancan en su crecimiento profesional, principalmente en las carreras de Ciencias, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas. Esto se debe a muchos factores, pero principalmente se debe a que aún nos toca lidiar con los cuidados del hogar, crianza o ser cuidadoras de adultos mayores, lo que limita el tiempo para poder seguir con nuestro desarrollo profesional. Esto último quedó demostrado durante las cuarentenas. Mientras la mayoria de mis colegas realizaban sus clases encerrados, con absoluto silencio, muchas de nosotras realizamos la misma labor con nuestros hijos gritando, pidiendo leche, encima de nosotras, y en mi caso con “Pepa la cerdita” o “El conejo Simón” de fondo. También se observó que mientras los hombres publicaron en promedio dos paper en promedio durante las cuarentenas, las mujeres con suerte podían comenzar uno. Esa es la brecha que se debe acortar. En lo personal no me voy a cansar de decir y transmitir una y otra vez que nosotras también podemos, que soy un ser humano común y silvestre, soy un real ejemplo de que quien quiere puede, que soy mamá, mujer, pareja, amiga, hermana, hija, nieta, prima y tambien soy Ingeniera Civil en Obras Civiles con el grado académico más alto al cual se puede optar, el de Doctora.